sábado, 17 de septiembre de 2011

Mucho dolor y paciencia

Lo siento -dijo don Aureliano-, las cosas de amores no se enseñan, le diría que fuera con otro para que le explique, pero es mejor que lo aprenda usted solo-. Aún cuando se negó a contarme acerca de las mujeres o a darme un consejo sobre lo que había estado viviendo las últimas semanas con Ana, duramos platicando hasta las tres de la mañana. La mayor parte del tiempo hablamos del campo, de cómo cuidaba su ganado y sus parcelas, de qué tan lejos podía ir con los burros y con cuánta carga, de la mejor hora para hacer la ordeña, de lo difícil que es saber cuando vienen las lluvias últimamente, en fin; pero en cuanto veía la oportunidad le insistía con los males del corazón y como no queriendo me dio algunos consejos y el que más se me quedó y repito textualmente, es que las mujeres pueden lastimar mucho, pero nunca más que un cuchillo.
En el tiempo más complicado que viví cerca de ella fundé un club que sólo tuvo un miembro, yo. El nombre de dicho club era "La Derrota", así que cuando mis amigos me invitaban un trago, después de aceptarlo les decía: "¿Por qué no? Soy socio vitalicio de La Derrota". Después de un par de carcajadas (que sólo daban los que no habían escuchado aquello) el mejor amigo que he podido tener, Aarón, me tomaba del cuello y muy cerca de mi cara insistía en que callara, me sonreía y me daba unas palmadas en la espalda; entendí el gesto hasta la cuarta vez que lo hizo, cuando añadió: "De vitalicio nada, tú vas a salir del bache y si no te da la gana pues te saco a jalones".
La charla con don Aureliano fue hace dos meses, debo decir que no veo a Ana desde aquella semana, que las cosas que vivimos fueron muy agradables y que la manera en que terminó todo fue repentina y triste pero gracias mi papá, a mis hermanos (dentro de este grupo cuento a mis amigos) y a las sabias palabras de ése a quien llamo "don", me di cuenta de que no hay por qué bajar la cabeza; la trillada frase que dice: "la vida sigue", es siempre tan cierta, es la manera indicada, desde mi punto de vista, de decir que no es fácil superar algunas cosas pero siempre se puede seguir intentando, seguir empujando hasta que los obstáculos caigan, ¿quién tirará esos obstáculos sino uno mismo?